Esta es mi Visión y Reflexiones sobre el complicado tema del aborto, en el que fallamos todos, y el papel que jugamos respecto a él, tanto desde las instituciones, a nivel profesional o como meros espectadores.
La Defensa de la Vida queda obviada en lo que respecta a los más pequeños.
FRENTE EL ABORTO,
FALLAMOS TODOS
El 25 de marzo se celebra el Día Internacional de la Vida. Fecha en la que celebramos no sólo el derecho a nacer, sino la defensa de la Vida y la Dignidad Humana desde la concepción hasta la muerte natural.
De hecho, en la Constitución Española, en su Artículo 15 se reconoce el derecho a la vida de TODOS los seres humanos, sin que puedan ser sometidos a tortura ni a penas o tratos inhumanos o degradantes. Así mismo, queda abolida la pena de muerte.
En la Declaración Universal de Derechos Humanos, vemos lo mismo en algunos de sus Artículos, en los que se dice:
Art.3 >> “Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona”
Art.5 >> “Nadie será sometido a torturas ni a penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes”
¿Dónde se respeta este Derecho a la Vida cuando hablamos del Aborto?
Comencemos por tener en cuenta que…
Todos en algún momento de la vida podemos experimentar cierta angustia, la sensación de que no tenemos opciones ante un problema y sentirnos totalmente perdidos o como si estuviéramos atrapados en un callejón sin salida.
Esto es algo que nos puede pasar en muchos momentos, lo cual no quiere decir que realmente no exista una salida, sino que en nuestra capacidad resolutiva y desde nuestra perspectiva no la podemos ver. Esto se puede deber a nuestro campo visual, a nuestro entrenamiento de ese momento, a nuestra evolución personal o nuestra madurez, o sencillamente a algún tipo de bloqueo emocional o bloqueo mental, que nos reduce el campo de las posibilidades.
¿Qué ocurre? ¿Esto quiere decir que si no podemos encontrar opciones es porque no las hay?
De ninguna manera…
Por ejemplo en el tema de la maternidad y ante un embarazo inesperado, una mujer se puede encontrar ante diversas situaciones, como verse sin trabajo, sin pareja, sin dinero, verse en una situación que la produzca una verdadera y profunda angustia y una sensación de no saber qué hacer, para dónde tirar o cómo enfrentar esa situación que está viviendo, porque frente al “problema” que tiene por delante se siente muy pequeñita y muy incapaz, y en muchas ocasiones todo lo anterior se acrecienta y empeora cuando le sumamos una gran soledad, rechazo e incomprensión por parte de los demás.
Y puede que ella deduzca o interprete que su “problema” es estar embarazada cuando seguramente el verdadero “problema” ni siquiera tiene que ver con ello, sino que GRACIAS O A CAUSA DE ELLO se hace mucho más consciente de las carencias, las dificultades e incluso de sus propias limitaciones para enfrentar la situación.
Pero en la vida, ¡las situaciones van cambiando!, y el más grande de los retos estaría en ser capaces de centrarnos en las soluciones y no en la dificultad.
El problema en sí no sería estar embarazada, sino estar SOLA en el peor de los términos de soledad.
¿Sabes lo que pasa? Que la mujer que se encuentra en esta situación que se la hace “desesperada, extrema, insostenible, inviable….”, lo que necesita casi siempre es que la den esperanza y que alguien la muestre todas esas opciones que ella no es capaz de ver por sí misma, y por desgracia con lo que se encuentra muchas veces es con que ésto se obvia completamente, y el problema viene cuando de alguna manera, e independientemente de la intención que se tenga y de quién vengan los consejos, se la lleva a creer que su única opción real para enfrentar esa situación que para ella es tan descomunal, pasa por deshacerse de su hijo.
Cuando se responsabiliza al más inocente de generar una situación “imposible”, y se muestra su destrucción como la desaparición inmediata del problema, ésto es una brutalidad. Porque la criatura no tiene la culpa de la inmadurez, ni de que la pareja no esté a la altura, ni de la intolerancia o los prejuicios de otras personas, ni de cualquier consecuencia que aparezca tras la noticia de su existencia.
Podemos contemplarlo como un interruptor que saca a la luz situaciones y problemas que YA existían.
¿A quién se le ocurriría asesinar a sus hijos nacidos ante la pérdida de un trabajo, o ante una separación de pareja, o solamente por estar pasando un mal momento en la vida? ¡A nadie! A no ser que seas un psicópata, esto no lo haría nadie en su sano juicio, y el resto lo veríamos como algo inconcebible.
De hecho, cuando un progenitor acaba con la vida de sus hijos de 2, 3 o los años que sean… Todos nos conmocionamos, lloramos y encontramos en esto una auténtica monstruosidad. ¿Por qué entonces miramos hacia otro lado y consentimos el asesinato de inocentes como solución a los mismos problemas por los que nosotros JAMÁS contemplaríamos la posibilidad de asesinar a nuestros hijos ya nacidos?
¿Qué está fallando en nuestra sociedad con el tema del Aborto?
La realidad es que fallamos todos… Y finalmente la mujer que aborta muchas veces se convierte en una víctima más junto a su hijo.
Démonos cuenta de que hemos normalizado algo absolutamente terrible y lo hemos disfrazado con nombres que le quitan el tremendismo que realmente tiene.
El problema viene cuando una mujer pide ayuda. Tengamos en cuenta que cuando una persona pide ayuda, es porque tiene serias dudas, porque tiene miedo o porque por sí misma no encuentra salida y necesita que los demás le demos OPCIONES.
¿Dónde suele buscar ayuda? Bien entre su familia, entre sus amigos, o en el ámbito profesional.
¿Qué pasa entonces? ¿Qué ocurre cuando las personas que la rodean no le prestan el apoyo y la comprensión que ésta persona está necesitando? ¿Qué piensas que trae eso consigo? ¿Cuáles piensas que serán las consecuencias?
Cuando, sea como sea, no estamos a la altura de las circunstancias, ni como profesional, ni como familiar ni como amigo, ni como nada. Queda dicho que tampoco lo estamos como sociedad. Y es fácil saber cuándo no estamos a la altura. Basta con ver la rapidez con la que las personas dan por sentado que “puedes asesinar a tu hijo”, y que ese será el final de tus problemas.
Sobre todo, será el final también de su certeza al comprobar su propia inutilidad para ofrecerte una ayuda REAL. Una comprensión REAL. Una solución REAL. Si no podemos ofrecer Soluciones de VIDA, estamos fracasando.
Hablemos de lo que sucede en muchas ocasiones en el ámbito profesional: ¿Qué es lo que se encuentra entonces la persona que está necesitando ayuda? Cuando acude a alguna clínica de planificación familiar o va al ginecólogo o va donde algún profesional a pedir consejo, a exponer su situación y sus dudas en busca de opciones y de soluciones…
¿En qué fallamos los profesionales?
Desde una posición en la que estamos ajenos a la situación que está viviendo esta persona, podemos contemplar las cosas desde una perspectiva totalmente alejada de su estado emocional, lo cual nos permite tener una visión mucho más amplia, en la cual deberíamos ser capaces de encontrar un mayor número de opciones, entre las cuales el asesinato de una criatura inocente debería ser la última, la más alejada, la más terrible, y en caso de tener que incluir esa posibilidad por cualquier motivo, habría de ser bajo unas circunstancias extremas en las que ofrecer a la mujer el aborto como la última opción, entendiéndolo así mismo como lo que realmente es: Un drama.
Y es que el aborto debe ser contemplado como el drama que es.
¿Cómo podríamos considerar el hecho de que una mujer llegue a una situación en la que vea las cosas tan negras, tan extremas y tan desesperadas para que su única salida sea contemplar el asesinato de su propio hijo como solución?
¿Acaso esto no es un drama?
El drama, y además si me lo permites, lo repulsivo y aterrador, es que se haya montado todo un negocio mundial alrededor del asesinato de inocentes, y que por otra parte, se trate de callar la voz a quienes lo denuncian y luchan por defender los derechos de los más pequeños y la dignidad de sus madres.
→ ¿Qué pensarías si vas al médico y le cuentas que estás en plena separación y él te aconseja dulcemente (y con toda la “comprensión” del mundo) que asesines a tus hijos?
→ ¿Qué pensarías si te quedas sin trabajo y tu pareja te aconseja asesinar a vuestros hijos? ¿A que no lo harías?
Nos olvidamos de que cuando estamos embarazadas, quien vive en el interior de nuestro útero, es NUESTRO HIJO. A la sociedad, a los demás… Les interesa más que pienses en él como si fueran solamente unas células unidas, porque cuanto más alejada emocionalmente estés de esa personita, más fácil será que te plantees deshacerte de ella.
Cuando un profesional, un familiar o un amigo, animan a la mujer a continuar adelante en el drama de asesinar a su hijo, bajo cualquier pretexto, con cualquier justificación… lo que consiguen:
– En primer lugar: que haya una asesina más en el mundo. Al mismo tiempo, esta mujer se convierte también es víctima de su propia situación. Víctima de un sistema incapaz de ofrecerle ayuda y soluciones. Víctima de una sociedad que ha normalizado el crimen siempre y cuando el asesinado sea “invisible” para los demás. Víctima de un gran negocio de muerte que obtiene grandes beneficios gracias al sacrificio de los más inocentes.
– En segundo lugar: se le arrebata a esta mujer el alma, ya que una vez que se ha deshecho de su hijo, el vacío que queda dentro es tan grande que no podrá volver a llenarse nunca más en la vida. Una vez se consigue que una madre asesine a su hijo, se vuelve capaz de cualquier cosa…
– En tercer lugar: todas estas persona que alimentan el drama y suman a los asesinados, uno más, están poniéndose también sobre sus propios hombros y en su propia conciencia el asesinato de una criatura inocente. Creemos que ésto sólo pesará sobre la pobre madre, pero no es así… Tal vez, junto a su hijo, ella sea la más inocente respecto al crimen que comete.
Matar a un hijo NUNCA puede ser un derecho
Y me refiero a ello como “matar” porque es lo que es. Y puede llamarse “aborto”, “interrupción del embarazo”, “libertad de elegir” o cualquier otra monserga, pero al final y como consecuencia lo que tenemos es un bebé muerto. Tenemos a un bebé despedazado. A un bebé al que se le ha negado su derecho más fundamental: El derecho a la vida.
Durante años nos han vendido el mensaje de que “es un derecho de la mujer”. Más bien, el mensaje de fondo sería que quienes se lucran con el Negocio de la Muerte, se sienten en su derecho de continuar lucrándose a costa de lo que sea.
No les importan las vidas de los no nacidos.
No les importan las vidas de las madres ni las consecuencias de la atrocidad que supone para ellas, a corto o a largo plazo.
Todo está justificado para obtener un alto beneficio económico, el cual se ve alimentado cada vez que una mujer pide ayuda y encuentra una sociedad, un sistema que falla, que la convence para entregar lo más sagrado a manos de un Negocio Sangriento en el que participan cada vez más personas, desde políticos que legislan para favorecer este Negocio, o profesionales que ejecutan la matanza, o todos aquellos que miran para otro lado y encuentran cualquier justificación para que ésto continúe ocurriendo.
No nos engañemos. Una sociedad que normaliza el asesinato de bebés en el vientre materno y que no protege la vida, ni a las madres, ni su propio futuro, está condenada a desaparecer.
– Cada vez que un no nacido muere, y lo hace torturado, despedazado… ignorado y olvidado por todos, nuestra sociedad muere un poquito más junto a él.
– Cada vez que un no nacido muere, es el síntoma inequívoco de lo enferma que está nuestra sociedad, de lo inútil que resulta para dar solución, para encontrarle un lugar a LA VIDA.
– Cada vez que un no nacido es asesinado en el vientre, TODOS somos responsables.
Sea cual sea la situación de la mujer, nada puede justificar que un profesional la aliente para que asesine a su hijo, a que lleve el resto de su vida el peso de su muerte sobre sus hombros cuando él no ha sido capaz de ayudarle a encontrar otras opciones. Cuando una mujer es aconsejada para que aborte, debería hacerle al profesional esta pregunta:
– “¿Cuánto vas a ganar con la sangre de mi hijo? ¿Cuál va a ser tu beneficio?”
¿Qué implica el “derecho a elegir”?
Todos los que alzan la voz y reclaman a gritos el aborto como “un derecho a elegir”, un “derecho de la mujer” y todas estas cosas con las que se llenan la boca… Estarían en la absoluta obligación de actuar en consecuencia. Y empezar por informar. Porque si algo nos da poder para DECIDIR, para ser realmente LIBRES a la hora de tomar una decisión, es tener cuanta más información, mejor.
El problema es cuando desde el gremio profesional o desde las instituciones y asociaciones que “supuestamente” defienden los derechos de las mujeres, se lleva a la mujer a creer que no pasa nada por abortar, que está justificado, que está bien, que es comprensible, y que no hay otra cosa que pueda hacer.
De ésta manera, en lugar de ofrecer soluciones éstas personas se convierten en cómplices alimentando y engordando el negocio de la muerte.
¿Queremos realmente que las mujeres tengan derecho a decidir?
Si esto fuera cierto…
¿Por qué, en cambio, se niega a las mujeres su Derecho a la Información?
¿Por qué se las niega el ver la ecografía de su hijo, cuando se gira la pantalla y se apaga el sonido para que ésta no pueda escuchar el corazón? ¿Por qué se las ENGAÑA y se las hace creer que en su vientre no hay más que células?
A las mujeres a las que se les ofrece el aborto como la solución a todos sus males, se les niega la información y con ello, ese derecho a elegir que tanto se reclama desde las plataformas, asociaciones e instituciones defensoras del aborto.
Como profesionales, siempre, siempre, siempre tenemos la obligación de explicar a la mujer las consecuencias de la decisión de interrumpir su embarazo, que no es otra cosa que matar a su hijo, hacerla caer en la cuenta que lo que se está planteando es un crimen, es un asesinato y que la persona a la que va a matar es su propio hijo. No son células. No es su mismo cuerpo. No es un cacho de carne informe. Es su propio hijo.
Algo que trata de negarse por todos los medios es la cruda realidad de que el aborto implica terminar con una vida humana.
Muchas veces ¡y cuántas veces! Nos venden el aborto de una forma totalmente despersonalizada, desnaturalizando el embarazo y olvidando el hecho de que quien se encuentra en el útero de la mujer, ES UN SER HUMANO.
Tenemos la obligación de informar a las personas de los riesgos que corren, de en qué consiste exactamente la opción que se están planteando y las consecuencias que puede tener en un corto, medio y largo plazo, tanto a nivel físico, como psicológico, emocional… ¡¡Porque las tiene!!
El Derecho a la Información incluiría la obligación por parte de los profesionales a explicar qué es realmente un aborto, en qué consiste y cómo se realiza. De esta manera, sí estaría garantizada la libertad de la mujer a la hora de elegir desde el conocimiento, con la información en su mano y siendo entonces ella, y solamente ella, la dueña de sus decisiones.
Negar a la mujer su derecho a ser informada es una perversidad y tenemos que plantearnos la pregunta de quién se beneficia con todo esto…
Claro que se aprovechan de que la mujer se encuentra en un momento de gran vulnerabilidad en la que toda su atención está puesta en resolver un “problema”, y eso desgraciadamente la ciega y la impide darse cuenta de que a lo que llama “problema” es su pequeño… Lo único importante es terminar cuanto antes con el “asunto”, como si al hacerlo, “algo” se fuera a arreglar, como si todo pudiera terminar ahí…
Premeditadamente se la ofrece una información sesgada, haciendo que esté dispuesta a entregar a su hijo a quienes la prometen “soluciones inmediatas” a costa de la vida de los dos. Su hijo morirá y ella quedará herida para siempre… Pero eso no se lo cuentan…
La Criminalización de la Maternidad:
Es evidente que estamos viviendo en sociedades enfermas, gravemente enfermas, cuando en países como Francia, ya es oficialmente delito ser defensor de la VIDA. Cuando en Canadá el hecho de ser Provida hace que pierdas el trabajo, que no puedas optar a ninguna beca o ayuda pública y se te tache poco menos que de “delincuente”.
» Cuando a nivel global se considera radical a quien se opone al aborto y a su financiación.
» Cuando se detiene y se multa a quienes dan información a las mujeres que se plantean el aborto porque no han encontrado una mejor salida a su situación personal.
» Cuando se cierran páginas web en las que se habla de las consecuencias del aborto.
» Cuando se despide a profesionales que hacen uso de su derecho a la Objeción de Conciencia y se niegan a practicar abortos.
» Cuando se habla de la Maternidad en términos de “esclavitud” y se trata de hacernos creer que ser madre es el mayor atentado contra nuestro cuerpo y contra la posibilidad de realizarnos a cualquier nivel.
» Cuando las ayudas del Estado se dirigen a los abortorios y no a las casas de ayuda a la Maternidad.
» Cuando se aprueban leyes que consienten que el Negocio de la Muerte continúe engordando y se aplauden unos a otros con gran satisfacción. Cuando tenemos sobre las espaldas a cien mil niños asesinados al año (en España) y ésto para algunos, es un éxito y una cifra a mejorar…
» Cuando se unen distintos países para ver la manera de conseguir que TODAS LAS MUJERES entre 14 y 25 años, hayan abortado al menos una vez…
¿A quién le puede parecer esto normal? ¿A quién le puede parecer esto, humano? ¿En qué momento nuestros hijos pasaron a tener más valor, muertos?
Cuestión de Valores:
Como reflexión me gustaría que todos nos pudiéramos plantear la cuestión siguiente: Si la vida de nuestros hijos no es un VALOR innegociable, si no somos capaces de defender sus vidas por encima de todo,
¿Qué vamos a defender?
Si que vivan o no, depende de nuestro estado emocional, de nuestro trabajo, de que nos sintamos con el poder de dar o quitarles la vida, o si nos ponemos nosotros por delante de ellos…
¿Tenemos acaso clara la dirección en la que nos dirigimos?
Cuando vivimos únicamente en el Aquí y Ahora, como si no existieran consecuencias…
Cuando confundimos libertad con “poder hacer lo que nos de la gana en todo momento”…
Cuando llevamos nuestra sociedad al vacío vital de la mano de un “todo vale”, sin moral, sin principios…
Cuando buscamos cualquier argumento o justificación para quitar humanidad a nuestros propios hijos y así tener la licencia para asesinarlos…
¿En qué nos estamos convirtiendo?
¿Qué sentido le estamos dando a nuestra existencia cuando no tenemos en cuenta el derecho más sagrado de todos cuanto existen, que es el derecho a la vida?
¿Cómo esperamos tener fuerzas para defender nuestra casa, nuestra ciudad, nuestra tierra, nuestro país, nuestras tradiciones y cultura, nuestras creencias, cuando ni siquiera somos capaces de defender la vida de NUESTROS propios hijos…?
¿Cómo esperamos llenar nuestra vida de integridad, dignidad y bienestar, si somos capaces de permitir que ante nuestros ojos se cometan los más terribles delitos, ante los cuales únicamente giramos la cara como si no existieran?
¿Qué valores sustentan nuestras sociedades actuales?
¿Cuánto tiempo más creemos que éstas podrán sobrevivir en estas condiciones?
Antes de terminar quiero hacer un último apunte:
Por grande que sea el Negocio de la Muerte, por mucho que se nos niegue la información, por mucho que los políticos y los profesionales estén vendidos al sistema y vean a los no nacidos como un producto de deshecho del cual obtener un alto beneficio…
Por mucho que la sociedad le esté fallando a la VIDA, a los NO NACIDOS, y a sus MADRES…
Nosotras, las mujeres… Nosotras, las madres….
Tenemos el deber de velar por la seguridad y por la integridad de nuestros hijos, sean del tamaño que sean, y estén donde estén. Cuando permitimos que nos los arrebaten, ¡¡solamente ellos ganan!!
» Debemos garantizar que nuestro vientre sea el lugar más seguro del mundo.
» Debemos respetarnos a nosotras mismas y no permitir que nadie nos arrebate a nuestros hijos.
» Debemos defender nuestro derecho a AMAR a NUESTROS HIJOS.
» Debemos exigir que se respete nuestro DERECHO A SER MADRES
Nuestra victoria, nuestra más grande victoria, es DEFENDER LA VIDA
Porque defendiendo la Vida de los más pequeños,
defendemos a TODA la humanidad
Un abrazo
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